La afectividad: un camino hacia la descolonización y “desmasculinización patriarcal” de las emociones

Por: Irasema Cruz Luna

La afectividad como camino alternativo para reencontrar nuestra humanidad

Las emociones en nuestro contexto occidental se han visto dominadas por la idea del control que, desde mi punto de vista, se disfraza de una manera engañosa al querer dominarlas o bien proponer su “mejor” manejo como una forma de buscar el éxito personal y por qué no decirlo el éxito económico- empresarial, que de entrada es una idea occidentalizada. En realidad, debemos reconocer que las emociones han sido estudiadas y analizadas científicamente desde hace 50 años, es decir son estudios de investigación muy recientes, estos han sido abordados mayormente por hombres desde una mirada patriarcal de las emociones. Aunque las propuestas de la inteligencia emocional hablan del autoconocimiento, poco se aborda al respecto de este, en todo caso el autoconocimiento del que se habla, desde la inteligencia emocional, es la racionalización de las emociones, lo cual es un ejercicio que es común desde las miradas masculinas occidentales. Los hombres occidentales tienden a racionalizar muchas de sus vivencias y aunque se han establecido programas educativos y cursos para domesticar-educar a las emociones vemos que el contexto actual requiere de alternativas que sumen a este tipo de conceptos que poco se entienden por quienes no son especialistas en estos temas. Nos referimos a la domesticación considerando lo que exponen Edgar Cabanas y Eva Illouz en su libro Happycracia (2019), la industria ha invertido millones de dólares con la intención de mantener educada a la sociedad en temas emocionales y así mantenerlas más productivas.

Educativamente hablando, cuando las personas escuchan la palabra Inteligencia muchas evocan ideas que tienen que ver con competencia, decisión, racionalidad y evaluación. El significado etimológico de la palabra Inteligencia es: que denota la capacidad de los seres humanos en asimilar, escoger, delimitar y sobre todo inferir acerca de la mejor opción para la resolución de problemas (Equipo Editorial, 2018). La inteligencia es un concepto que desde una mirada antropocéntrica nos ha llevado a ver de manera egoísta a los demás seres vivos y que ha hecho que en algún momento de la historia se nos haya considerado a las mujeres o bien a las personas que no cumplen con la masculinidad hegemónica como seres inferiores y poco racionales, pues expresamos con mayor facilidad las emociones o buscamos alternativas distintas a las impuestas por el sistema patriarcal para la expresión emocional. La idea de controlar las emociones es desde un mundo masculino la intención de seguir dominando a la naturaleza y a lo irracional, aquello que negamos que nos acerca a nuestra naturaleza humana. Se requiere reconocer que la hegemonía masculina ha llegado a las emociones y las ha explicado y orientado desde su propia mirada.

Desmasculinizar las emociones y descolonizarlas implica un análisis etimológico, por lo que a continuación se presenta la información que nos puede ayudar a profundizar la mirada respecto a las emociones y el afecto.  La palabra emoción tiene el siguiente origen etimológico: viene de la palabra emotio, emotionis, significa retirar, desalojar, mover (Diccionario etimológico en línea, 2021). Por lo que las emociones deben ser expresadas, las expresiones nos mueven. Pero ¿cómo movernos a través de las emociones? Mi propuesta es que necesitamos el afecto, la afectividad es la que nos conecta con nuestra intimidad, pero también con los demás. La palabra Afecto, tiene su origen etimológico de la palabra affectus y se refiere al estado emocional hacia algo o alguien. De igual forma se considera que se refiere a la disposición del alma y que afecta a alguien (Diccionario etimológico en línea, 2021).

Respecto a la palabra afecto, al revisar el origen de la palabra, Aristóteles consideraba que se trataba de aquellos aspectos que nos acercaban a los animales, luego se le considero como una característica irracional, gracias a los estoicos; por ello, no es descabellado pensar que las mujeres, al permitir la expresión de nuestros afectos se nos haya considerado a lo largo de la historia como seres irracionales.

La importancia de descolonizar y desmasculinizar las emociones radica en rescatar nuestra humanidad, recuperando las distintas formas de expresión emocional que existen en las distintas culturas, aquello que nos hace sensibles y cariñosos. No creo que las emociones tengan que racionalizarse y evaluarse todo el tiempo, eso, desde mi punto de vista, nos ha vuelto más neuróticos.

Afectividad: el camino hacia relaciones de empatía

En cambio, educarnos desde la afectividad, desde el cariño, nos hace más empáticos, auténticos y sensibles. Es recuperar aquello que las teorías basadas en un pensamiento occidental eurocéntrico, desde un modelo capitalista patriarcal nos han arrebatado a los seres humanos. Nos dicen que las emociones se educan, se condicionan, se racionalizan; desde mi punto de vista las emociones se sienten, se viven, pero si logro conectar conmigo mismo y la propia comprensión de las emociones, de mi propio mundo, desde el autocuidado, bienestar, reconociendo quién soy y lo que soy con el otro, por el otro y para el otro será posible que logre una profundización en mi relación intra e interpersonal, no desde la inteligencia, sino desde un lugar sensible, más humano, más amoroso, aquel lugar que  nos conecta con lo femenino, con el mundo natural, siendo responsables de nosotros mismos, pero también de los demás, ese lugar se nos arrebató hace mucho tiempo. Aquello que la cultura Eurocéntrica nos ha arrebatado al imponer una mitología y cultura que somete a las mujeres y sus sentires como lo hace la mitología griega.

Por ello, es necesario leer a las mujeres, aquellas que hablan del amor y los afectos propuestos desde modelos distintos para entender el mundo emocional; por ejemplo, Clarissa Pinkola nos llama a escuchar a esa voz de la naturaleza, esa afectividad que se nos ha olvidado y que se nos ha arrebatado en nombre de una inteligencia, no necesitamos ser más inteligentes, necesitamos ser más sensibles, amorosos con nosotros mismos y con los demás, por ello, abrazo lo que nos invita a reflexionar Fina Sanz, el buentrato y el bientratar tienen su lugar en el afecto, no en la inteligencia, es entender que el mundo de uno mismo se relaciona no sólo con uno mismo, sino con los otros que van más allá de mi círculo social inmediato, eso es afecto. En el mismo sentido rescato la vulnerabilidad de la que nos habla Brené Brown, que nos dice que debemos aprender a escucharnos, a mostrarnos, a ser auténticos, eso es amar a uno mismo, abrazar nuestra vulnerabilidad y eso no se hace con inteligencia, se hace desde el amor que surge de uno mismo. Y así como ellas otras autoras que nos llevan a reflexionar y a repensar sobre los afectos.

Reflexiones finales

Es necesario que entendamos que la descolonización implica la desmasculinización, es decir, abrir aquellos espacios de dominio masculino patriarcal, aquellos de los que hablan los hombres, pero que a veces desde la hegemonía masculina poco entienden, incluso las mujeres, desde el androcentrismo, hemos asumido que algunos hombres son quienes entienden mejor las emociones. Las mujeres tenemos más dominio del tema emocional, hemos sido las nosotras quienes nos hemos conectado mejor en nuestra afectividad, por lo que vale la pena preguntarse ¿Es conveniente que las mujeres nos asumamos como autoridades en el tema? ¿Plantear nuestra mirada con seguridad sin temor al mansplaining, mostrando el mundo emocional que nosotras vivimos? Desde mi punto de vista, nosotras comprendemos mejor el mundo emocional, no necesitamos que los hombres se asuman autoridades en el tema, pues nosotras tenemos la experiencia milenaria, aquella que los hombres se han negado a cambio del dominio de la razón.

Requerimos cuestionar aquellos planteamientos teóricos para caminar a otras alternativas que nos conecten de manera más profunda y amorosa con nosotros mismos. Replicar la inteligencia emocional, es replicar un discurso masculino hegemónico, de aquello que nos separa de los animales y la naturaleza, que incluso sigue lastimando al género masculino pues en la idea de inteligencia de manera subjetiva se implica la competencia, es esta idea la que lastima e individualiza de formas que no ayudan a la salud emocional ni a la sociedad actual, esta sociedad que desde la inteligencia nos ha vuelto más egoístas e indiferentes a los demás, pues el discurso masculino occidental busca replicar las ideas capitalistas que nos han llevado a donde estamos.

La propuesta, entonces es ser personas afectivas, compasivas, amorosas, aquello que no se relaciona con lo masculino occidental, aprender a ser aquello que se evita en occidente, porque ser compasivos, afectuosos, amorosos, asumir la ternura nos lleva a mirar desde otro lugar a los demás y a nosotros mismos. Evidentemente, no me refiero a aquel amor patriarcal, romántico y sacrificado, sino a aquel que nos vuelve creativos, sensibles y que nos permite el reconocimiento de los muchos amores que tenemos y que nos suma a un mundo que requiere ser más afectuoso y solidario.

Irasema Cruz Luna. Es Maestra en Educación y Desarrollo Humano por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y Licenciada en Psicología por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente es Coordinadora del Centro de Éxito en la Universidad Interamericana. Es docente a nivel licenciatura y preparatoria. Ha impartido conferencias y talleres relacionados con temas de Derechos Humanos, Género y Desarrollo Humano. Colaboró como enlace estatal del servicio de apoyo para detección, atención y canalización de situaciones de violencia en secundarias estatales. Así como en el Programa Abriendo Escuelas para la Equidad de la Organización de Estados Iberoamericanos en colaboración con la Secretaría de Educación Pública. Es integrante del Grupo Interdisciplinario de Investigación y Estudios de Género y Derechos Humanos de la Escuela Superior de Derecho y Ciencias Políticas.

Referencias:

Cabanas, Edgar; Illouz, Eva (2019) Happycracia. Paidós. España.

Diccionario etimológico en línea, (2021) Diccionario etimológico Castellano. Recuperado de http://etimologias.dechile.net/